Gao Hong»El fútbol femenino es para disfrutarlo»

La presión atenaza a muchas personas, pero para Gao Hong es motivo de disfrute. Este optimismo ha caracterizado a la exarquera de la RP China a lo largo de su ilustre carrera, y así quedó plasmado en su primera Copa Mundial Femenina de la FIFA en Suecia 1995™.

Gao se incorporó a última hora a una selección china que iba a disputar la segunda edición de la prueba reina femenina. La arquera, que en aquel entonces tenía 27 años y defendía los colores del Takarazuka japonés, empezó el torneo como suplente de la guardameta titular Zhong Honglian.

Gao se quedó en el banquillo en el meritorio empate a tres de las Rosas de Acero contra Estados Unidos, que defendían título, así como en el triunfo por 4-2 sobre Australia. Ya con la clasificación para la siguiente ronda en el bolsillo, el seleccionador Ma Yuanan decidió dar descanso a Zhong y poner de titular a Gao en el último partido de la fase de grupos contra Dinamarca.

Ella aprovechó su oportunidad y sobresalió entre los tres palos en el triunfo por 3-1 de China, que redondeó así su actuación en la liguilla. De hecho, su partido impresionó tanto al técnico que Gao volvió a ser titular en el siguiente encuentro: el choque contra Suecia, anfitriona del torneo, en cuartos de final.

“Estaba en el ocaso de mi carrera y, de repente, me dijeron que iba a ser titular [contra Suecia]”, cuenta Gao a FIFA.com. “Yo solo pensaba en dar lo mejor de mí misma y jugar un partido que pudiera disfrutar al máximo”.

Y vaya si lo hizo. Gao prolongó su excelente estado de forma y, después de que el encuentro finalizara 1-1, llegó la decisiva tanda de penales. Gao estuvo a la altura de las circunstancias, detuvo los lanzamientos de Malin Andersson y Annika Nessvold y clasificó a China para cuartos a expensas de las anfitrionas. Al mismo tiempo, vengó su derrota por 0-1 ante las suecas en la misma instancia en la edición anterior del certamen, celebrada en China cuatro años antes.

“Me encontré muy a gusto durante el tiempo reglamentario y en la prórroga. Y esa sensación me acompañó hasta la tanda de penales. No era una especialista en detener lanzamientos desde los once metros. Lo que hice fue focalizar toda mi atención, buscar el momento clave y hacer mis paradas”.

Gao afrontó esta aventura con la sombra del retiro en el horizonte, pero acabó como la portera titular de las asiáticas. Curiosamente, su carrera despegó justo cuando parecía estar tocando a su fin. Gao fue determinante en la plata que ganó China en el Torneo Olímpico de Fútbol Femenino Atlanta 1996 y, posteriormente, fue subcampeona en la célebre Copa Mundial Femenina de 1999 disputada en Estados Unidos.

En el año 2000, Gao se mudó a Estados Unidos para incorporarse a las filas del New York Power, equipo en el que registró 87 paradas y una media de 1,11 goles encajados por encuentro en su primera temporada. Y fue precisamente en esa etapa cuando amplió sus horizontes.

“Tuve dos buenas temporadas en el New York Power”, reconoce. “El equipo estaba compuesto de jugadoras procedentes de todo el mundo. Hablábamos idiomas distintos, pero el fútbol nos unía. El nivel de competición de la liga estadounidense era muy alto, y se jugaba a gran velocidad. Disfruté mucho de los partidos y seguí creciendo. Mi tiempo allí me permitió tener una visión más clara del fútbol y de la vida más allá de él”.

Vuelta a la acción

Gao colgó los guantes en el 2003 y, a continuación, disfrutó de unos años tranquilos en Canadá. Su amor por el fútbol, sin embargo, nunca decayó, y en 2009 anunció su regreso a la acción con el objetivo de ser entrenadora. Comenzó haciendo un curso de ciencias aplicadas al deporte en la Universidad de Worcester, en el Reino Unido, donde obtuvo un máster. Entretanto, Gao viajó por toda Europa y visitó federaciones y clubes de Inglaterra, Alemania y Suecia, países en los que conoció a algunas entrenadoras de élite mundial.

“Hablé con una serie de entrenadoras muy famosas, como la exseleccionadora alemana Tina Theune, la exseleccionadora sueca Marika Domanski y Mo Marley, de la federación inglesa. Les estoy muy agradecida a todas ellas por haberme prestado su ayuda desinteresada y por sus consejos. Su carisma, profesionalidad y compromiso me sirvieron especialmente de inspiración en mi carrera como entrenadora”, indica.

Gao progresó de tal manera en los banquillos que fue nombrada seleccionadora del combinado nacional chino que participó en la Copa Mundial Femenina Sub-17 de la FIFA 2014, celebrada en Costa Rica.

Fue maravilloso volver a una competición de la FIFA. Había jugado la Copa Mundial Femenina como futbolista, pero esta vez fui como seleccionadora. Me emocionó mucho escuchar el himno de la FIFA. Sentí como si volviera a mis viejos tiempos de jugadora”, destacó.

Posteriormente, Gao continuó con su labor en el desarrollo juvenil, y el año pasado se convirtió en profesora del programa Chasing Wind, un proyecto local cuyo objetivo es ayudar a entrenadores de categorías inferiores y a jóvenes.

“Mi estrategia es intentar que los chavales entiendan que el fútbol puede hacerte feliz. Cada niño es único y debemos respetar sus diferencias, así como educarlos basándonos en sus intereses y cualidades. Tenemos que dar una oportunidad a todos y servirles de inspiración para que jueguen con interés. Entrenar y jugar puede ser duro, pero mentalmente lo disfrutarán”.

Lágrimas de felicidad

A lo largo de los años, Gao se ha forjado una figura valiente y segura de sí misma tanto dentro como fuera de la cancha. Si bien el “fútbol alegre” se ha convertido en su lema vital, Gao también ha vivido momentos tristes. Quedarse a las puertas de ser campeona del mundo en Estados Unidos 1999 fue el más doloroso.

La arquera volvió a participar en una tanda de penales, seguramente, la más célebre de la historia del fútbol femenino. Pero, en esta ocasión, le tocó perder, porque Brandi Chastain anotó desde los once metros el lanzamiento decisivo del partido y del torneo.

“Mis recuerdos de la tanda de penales son de mucho ruido, difusos. No fue una sensación agradable. Tony DiCicco, el seleccionador estadounidense, me abrazó después de la tanda y eso es lo único que recuerdo nítidamente”, asegura.

“Echando la vista atrás, fui una beneficiaria de la Copa Mundial Femenina de la FIFA, porque gracias a ella el fútbol femenino ha prosperado en muchos países. En mi país, el fútbol femenino ha dado la oportunidad a una gran cantidad de jugadoras, incluida yo, de cumplir sus sueños, de mostrar su talento y personalidad a través del fútbol”.

“Antes de jugar al fútbol, yo trabajaba en un taller de manufactura textil y jugaba al baloncesto en un equipo local. Gracias al fútbol, pasé de ser una jugadora amateur a representar a mi país a nivel mundial. Estoy agradecida a este deporte y orgullosa de mi estatus como futbolista”.

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