Para Cintia Cúneo, el fútbol no es solo un deporte, es una pasión que la mueve. Desde el campo de juego hasta el centro del césped, su historia es un viaje de adrenalina, superación y un profundo amor por la pelota. En una charla íntima, Cintia nos compartió por qué decidió cambiar la camiseta de jugadora por el silbato de árbitra.
«El fútbol y el arbitraje van de la mano para mí», nos cuenta. Jugadora empedernida con sus amigos, una jugada en particular cambió su perspectiva. «En uno de esos tantos partidos, cobraron una falta que para mí no era. Desde ahí quise ver el fútbol desde otro punto». Esa chispa de curiosidad se encendió y la llevó a explorar el arbitraje. Quería entender el juego desde otra perspectiva, desde la posición de quien toma las decisiones. «Siempre amé el fútbol y sé lo que se siente la adrenalina de correr para marcar un gol. Quise experimentar lo que es juzgar una jugada, quería ver si todo lo que me habían sancionado durante años era tal cual, si los árbitros de ese momento estaban en lo cierto».
Como hincha de Boca Juniors, Cintia entiende la intensidad que el fútbol despierta en las personas, tanto en la cancha como en las tribunas. Con esa misma pasión, vive cada partido que dirige. Sin embargo, no todo es fácil. Cintia reconoce los desafíos que enfrenta, especialmente con los padres de los jugadores juveniles. «En el arbitraje tenemos muchas contras con el tema de los padres de juveniles, nunca están de acuerdo», admite. A pesar de esto, su equipo y ella se mantienen firmes. «Nosotros tratamos de aplicar todas las reglas», afirma, con la convicción de que la justicia y la imparcialidad son la clave para un juego limpio.
La adrenalina es su motor. «Donde estoy soy feliz, porque vivo la adrenalina cada finde«, asegura. Pero tiene un sueño claro: llegar a dirigir un partido de primera división del fútbol femenino. «Llegar hasta ahí sería mi gran sueño. De a poco, escalando con humildad, a todo se llega», dice con una actitud positiva que la define. Su lema es simple: «Siempre vamos por más aprendizaje».
Cintia recuerda con especial emoción su debut, un momento que la marcó para siempre. «Mi debut fue super nerviosa, me acuerdo que no quería hacerlo», confiesa. Ese domingo de mucho frío, se negaba a dirigir un partido de una categoría sub 16. Pero no estaba sola. Sus asistentes, Camila Cardoso y Gabriela Rosales (A.R.A.F) , la apoyaron incondicionalmente. «Me hablaron y me dijeron que si me daban ese partido, era porque algo habían visto en mí», recuerda. Con más experiencia que ella, la calmaron y la animaron a apostar por más. Lo que empezó como un momento de pánico se convirtió en uno de los mejores días de su vida.
La historia de Cintia Cúneo es un testimonio de la valentía, la perseverancia y el amor por un deporte que, a través de sus ojos, se convierte en un desafío constante. Su camino recién empieza y con cada pitazo, deja claro que su lugar es en la cancha, viviendo la adrenalina de cerca.
Redacción: Pablo Andres