Ludmila Giménez. Un nombre que empieza a sonar con fuerza en el fútbol femenino y que, a sus 13 años, ya escribe el prólogo de una historia marcada por la pasión y la perseverancia. Esta joven zurda, oriunda de la localidad San basilio, ha estado luchando por sus sueños desde la niñez, y las puertas de las grandes ligas comienzan a abrirse.
Su romance con el fútbol es precoz y de larga data. «Yo hace mucho que juego al fútbol, desde los 6 años», cuenta Ludmila. Sus inicios fueron atípicos: «empecé en una escuelita de acá de varones, yo era la única chica». Esa temprana valentía la forjó hasta que en 2020 se inauguró el Ciclón, el club que la vería crecer durante cinco años. «Este es el club que me vio crecer», afirma con cariño.
El año pasado, su talento no pasó desapercibido y fue contactada por una agencia de deportes, un punto de inflexión en su joven carrera. A partir de allí, comenzó a entrenar de forma especializada con el profesor Christian Garay, la persona clave que le consiguió su primera gran oportunidad: una prueba en el Club Atlético Independiente de Avellaneda.
El mes pasado fue el momento de la verdad. Ludmila viajó a Villa Domínico para entrenar una semana completa, midiéndose con las categorías Sub-14, Sub-16 y hasta la Reserva. A pesar de sus 13 años y de ser su primera prueba en la órbita de AFA, dejó su sello. El resultado fue inmejorable «me dijeron que el año que viene me esperan para formar parte del plantel de la Sub-16 de Las Diablas», la cantera del Rojo.
Como delantera, Ludmila se desempeña principalmente por los extremos, una posición ideal para explotar su velocidad y habilidad con la pierna izquierda.
Sueños que Cruzan el Atlántico
A pesar de la alegría por el pase a Independiente, sus aspiraciones no se detienen en el plano local. «Mi sueño es llegar a jugar en Europa, en las grandes ligas», confiesa la jugadora. Pero hay un anhelo que lleva en la piel y que se relaciona con su ídolo, Ángel Di María «Para mí es el mejor jugador», expresa. Con esa misma intensidad, Ludmila sueña con defender los colores patrios, con una meta muy específica: «quiero llegar a tener la 11 de la selección mayor».
En cuanto a referentes femeninas, menciona a destacadas jugadoras como Annika Paz y Lara Esponda.
El Corazón en el Ciclón y los Agradecimientos
Antes de emprender su nuevo camino en Avellaneda, Ludmila tiene un objetivo inmediato con su actual equipo: «Para terminar bien este año quiero levantar la Copa con mi equipo, sería un sueño para mí poder levantar un trofeo con mi equipo». También busca disfrutar los últimos encuentros junto a sus compañeras, pues si algo le ha dejado el Ciclón, además de fútbol, ha sido una profunda red de amistades que perdurarán más allá de la camiseta.
Finalmente, la joven promesa no olvida a quienes la han acompañado en este trayecto Agradece a «Pipo», su primer profesor y con quien cerrará esta etapa; al profe Juan, «el que me acompañó más que nadie en esto», y a los profesores Lucas y Diego, con quienes compartió momentos memorables como «el mundialito».
Ludmila Giménez, la talentosa zurda que se formó entre varones y que ahora se viste de Diabla, está lista para recorrer un camino que promete llevarla desde las canchas locales hasta, quizás, la ansiada camiseta número 11 de la Selección y los estadios europeos. El fútbol tiene una nueva estrella en ascenso.
Redacción: Pablo Andres