Pocos nombres resuenan con tanta fuerza en la memoria futbolera de Río Cuarto como el de Patricia Sánchez, conocida cariñosamente por muchos como «la loca de la bici«. Pato, como la llaman sus allegados, fue una de las almas mater detrás de los vibrantes campeonatos que se disputaban en el popular «potrero» de las canchitas de la costa del río.
Con una sonrisa que ilumina el recuerdo, Pato rememoró a su equipo, al que orgullosamente bautizaron como «La Banda». «No teníamos un gran equipo», confesó, «pero nos salvaba la gran arquera que teníamos», y una pateadora de penales excepcional. «Aguantábamos el partido para ir a los penales», donde era ella unas de esas pateadora relató con emoción en su voz y en sus ojos, una estrategia que definía su espíritu competitivo.
Las reglas del juego en aquel entonces eran más una cuestión de intuición y pasión que de normativas estrictas. «No sabíamos jugar con las reglas del fútbol», recordó entre risas, «sabíamos que teníamos que llegar al arco contrario tirando pelotazos y que teníamos que meter la pelota y era gol». Un fútbol de barrio, puro y visceral, donde la única meta era el gol.
Pero un día, la dinámica de la competición cambió con la llegada de un equipo que impondría un nuevo nivel de exigencia: «Imperio». Con figuras ya reconocidas por su impecable juego como Graciela Domínguez, Cali, Andrea Angeli y Pato Carrizo, entre otras, la impresión fue inmediata. «Nos asustamos cuando las vimos», confesó Patricia, dejando entrever el respeto que estas nuevas adversarias inspiraban.
La pasión y las habilidades futbolísticas de Patricia no se limitaron a los potreros. Su talento brilló con luz propia en la Liga de Fútbol de Río Cuarto, donde dejó una huella imborrable en varios clubes. Su jerarquía en la defensa era indiscutible, convirtiéndola en la figura más respetada por sus adversarios domingo tras domingo. Una defensora aguerrida y leal que siempre daba todo por su equipo.
Hoy, alejada de las canchas, Patricia Sánchez se despidió del fútbol con el alma repleta de grandes recuerdos. Quienes la conocen la recuerdan con admiración y cariño, valorando no solo su destreza en el campo, sino también su calidad humana. Para cerrar, Pato sintetizó su amor por el deporte que le dio tanto: «El fútbol me dio muchos conocidos, lo disfruté con mucho amor».