Analía Argañaraz es jugadora del equipo de futsal Atenas Blanco nos cuenta su experiencia en este torneo y en el equipo de futsal .
Los objetivos del equipo es seguir creciendo, futbolísticamente y como grupo humano.
La decisión política (no me refiero a lo partidario) de que el torneo sea femenino y disidente, dice mucho de la perspectiva inclusiva que queremos fomentar.
En relación a corto plazo, queremos afianzar los conocimientos adquiridos en cada entrenamiento. Prepararnos para superar las instancias de clasificación en el torneo y quedar mejor posicionados en la tabla.
A largo plazo que cada año sean más las personas que se sumen a esta disciplina y lograr más equipos
Llegué a Atenas a través de la convocatoria que se difundió por las redes. Además mi amiga Pia González Rigetto estaba impulsando el proyecto y hacía rato que tenía ganas de aprender a jugar a la pelota. Hoy se cumple justo un año del primer entrenamiento.
Con el paso del tiempo y la gran convocatoria se decidió crear dos equipos. Desde entonces pertenezco al equipo Atenas Blanco, del que estoy muy orgullosa pertenecer.
Si bien son dos equipos de un mismo club que compite dentro del torneo, nos sentimos uno y siempre estamos acompañándonos y apoyando. Porque sólo juntxs crecemos.
Hubo instancias en las que nos juntamos a leer el reglamento y charlarlo para entenderlo. La dinámica del juego también es otra y es un aprendizaje constante que gracias al cuerpo técnico y la motivación del equipo lo llevamos adelante de manera favorable.
Tenemos la fortuna de tener un cuerpo técnico de lujo, María Boloquy y Leticia Galíndez, que con muchísimo profesionalismo nos transmiten sus conocimientos y una forma especial de ver el fútbol. Aprendemos muchísimo en los entrenamientos. Y la instancia del torneo fue todo todo un desafío, para muchxs de nosotrxs era la primera vez que jugábamos un torneo dentro de un club.
Estamos aprendiendo eso también, construyendonos como jugadorxs de fútsal. Nos enriquece jugar con otros equipos y esperamos que cada vez sea mayor el compromiso de formarnos en esta disciplina.
Me encantaría continuar apostando a esta disciplina que en la ciudad para el femenino y disidente es nuevo. Ser parte del equipo es para mí cumplir un sueño. Tengo 34 años y cuando era niña no era fácil que te guste jugar al fútbol por los prejuicios ligados a los estereotipos de género.
Entonces hoy, a esta altura de mi vida, pertenecer a un club y apostar a que todas las personas que lo sientan puedan aprender a jugar es un sueño cumplido. Y más acompañada de excelentes personas que conforman el equipo. Siento que este pertenecer me hace crecer como persona y me dan ganas de permanecer.