En un pequeño campo de fútbol, se cruzaron los destinos de dos apasionadas del deporte: una joven árbitra con un silbato en mano, y una niña de mirada decidida y botines flamantes. Lo que comenzó como un simple partido se convirtió en un momento trascendental .
El Silbato y la Sonrisa
La arbitra no solo impartía justicia en el campo; también irradiaba entusiasmo y empatía cuando señalaba un saque de esquina o mostraba una tarjeta , no solo sancionaba faltas; también alentaba a las jugadoras, les recordaba que el fútbol era un juego y que debían disfrutarlo.
Las Arbitras no solo pitaban; también conversaban. Se acercaba a las niñas, les explicaba las decisiones y les daba consejos. Las niñas con sus ojos curiosos, escuchaba atentamente. Lo esencial en el fútbol, que las palabras podían calmar los ánimos y construir puentes entre rivales.
Palabras frecuentes “No dejes que las palabras te afecten. Tu talento y ganas hablan más fuerte, aunque a veses se lleven los reproches de las derrotas.
El Legado Perdura
Las Arbitras no solo enseñan reglas; también siembran sueños. Saber que el fútbol no solo son goles y tácticas; es también valores, amistad y superación.
Así, la enseñanza de una árbitra se convierte en un faro de inspiración para las futuras campeonas. Porque el fútbol no solo se juega en el campo; se juega en el corazón y en las lecciones que trascienden el tiempo.
David Pedraza
Pasion de campeonas